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Podrán cambiar los formatos de captura fotográfica, pero una foto, siempre está en nuestra cultura y se valora como objeto.
Todas las fotografías aspiran a la condición de ser memorables, es decir, inolvidables.
La publicidad y la propaganda están en una búsqueda constante de innovadores formatos para
instalar una marca, una idea, dar a conocer un producto o servicio. A la hora de difundir mensajes de marketing
y desarrollar estrategias, hay que tener en cuenta que habitualmente el público sólo presta
atención durante un período breve de tiempo.
Las imágenes refuerzan el impacto de las palabras. Son una de las mejores maneras de captar la atención
del cliente, ilustrar una idea o aumentar el atractivo de las comunicaciones. La fotografía añade
dinamismo y mejora considerablemente la eficacia de los mensajes.
Por lo general los dispositivos publicitarios utilizados tienen una permanencia efímera en el tiempo y por tanto,
están obligados a diversificarse en variados medios para abarcar masivamente al público y prolongar y multiplicar el mensaje.
Una persona retratada en una fotografía, es la captura de un momento de vida, el que por si solo cobra valor sentimental,
más aún si el momento tiene connotaciones positivas. Por ello, instalar una marca, frase, logo, leyenda, etc., junto al momento
retratado, incrementa la latencia de éstos.
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